El olfato, al servicio policial

En la edición de El País del pasado día 18 se publicó un reportaje de F. Javier Barroso sobre la Escuela de Adiestramiento de Perros de la Guardia Civil, que pasamos a reproducir:



REPORTAJE
El olfato, al servicio policial
La Escuela de Adiestramiento forma en El Pardo a los perros de la Guardia Civil para toda España
F. JAVIER BARROSO - Madrid - 18/08/2008

La tranquilidad que se respira a diario en el monte de El Pardo queda rota de repente. Un grupo de perros cachorros sale por la ladera. Son unos 15 y van acompañados por sus guías. El ejercicio consiste en encontrar la droga que ha sido ocultada minutos antes por los instructores. "Ya lo saben. El que no la encuentre hoy no come", bromea el capitán Faustino Contreras. Es uno de los ejercicios de la Escuela de Adiestramiento de la Guardia Civil. Este servicio forma a los profesionales y a los animales que prestan servicio en toda España.

La escuela se creó el 19 de abril de 1951 y, desde entonces, por ella han pasado miles de perros. En la actualidad, son unos 540 los que están por todas las comandancias o en formación en la escuela.

¿Qué características debe tener un perro para ser policía? Ante todo, que sea joven (entre 12 y 24 meses), que tenga buena estética y que posea aptitudes de adiestramiento basadas en instintos como temperamento, instinto de caza y juego, entre otras. Por ello, se escogen razas como el pastor alemán, el pastor belga y el labrador. "Generalmente, se compran fuera de España, a criadores especializados, con un año o año y medio", explica el capitán. La excepción está una perrera del centro. Dentro se guarecen seis pequeños cachorros de pastor alemán, integrantes de una camada de una perra de la escuela. Aún les queda tiempo para ser policías.
El periodo de formación es de unos cinco meses y medio, aunque luego tardan un año o dos en conseguir su pleno rendimiento. A los ocho o nueve años de servicio, suelen ser jubilados.
La formación se plantea como un juego. Los perros están acostumbrados a detectar las sustancias que forman un explosivo o los diferentes narcóticos que hay en el mercado. Éstos van desde las pastillas de éxtasis a la cocaína o el hachís. Para ello, se le educa el olfato, la parte más fundamental del trabajo policial. "Lo importante es que tengan instinto de caza y que vayan a todo lo que se mueva", destaca un formador de la escuela, mientras acaricia a Tina, una perra que está siendo adiestrada en detección de explosivos.

Antes de comenzar la preparación, pasan un amplio reconocimiento en el servicio veterinario. La escuela dispone de aparato de rayos X, de ecógrafo y hasta de un pequeño quirófano.

"Comprobamos que el perro no tenga ningún defecto físico que le impida moverse bien o algún problema serio", explica el teniente coronel responsable de este servicio. Un perro de estas características vale entre 1.200 y 1.500 euros. "Lo de hembra y macho da lo mismo. Los dos tienen las mismas aptitudes para hacer su trabajo", explica Gerardo, uno de los instructores del centro.

"El trabajo que hacen los perros es muy importante. Hemos salvado muchas vidas, sobre todo, en rescate en montañas y desapariciones", afirma el teniente coronel y director del centro, José María Herrero Lima. Y las cifras lo respaldan. En 2007, los perros de la Guardia Civil rescataron a 92 personas. En drogas, los resultados también son enormes: 42,7 toneladas de estupefacientes. También detectaron 509 artefactos explosivos.

Pero además de los servicios clásicos como rescates, drogas y explosivos, la escuela ha creado nuevos servicios, como la detección del tráfico ilícito de tabaco o el descubrir alimentos de riesgo, como productos cárnicos o lácteos. "España, al ser un país frontera de Europa, debe frenar la entrada de alimentos que puedan crear una epidemia. Por eso, esos perros están en la costa andaluza, levantina y en aeropuertos del interior, como Barajas", señala un portavoz de la escuela.

La actividad es frenética. Mientras unos guardias entrenan en el monte, otros instructores entrenan perros en una cancha con césped para que detecten explosivos. Cuando el animal localiza por el olfato, se sienta junto al objeto hasta que el instructor le tira el reclamo: un trozo de tela enrollado. A partir de ahí, llegan los gritos de ánimo del guardia, los juegos y el correteo del perro. No es extraño ver cómo el can vuela literalmente tras haber cogido el reclamo, mientras no deja mover el rabo en señal de alegría.

En el caso de las drogas, la estrategia cambia: deben llegar hasta la sustancia por sus propios medios. Biaqui, un pastor checo de cuatro años, es capaz de subirse al techo de un coche si detecta algún estupefaciente. "Al final, el perro es más que tu compañero", afirma Daniel, un guardia civil instructor.

Ese buen ambiente contrasta un poco con los dos monolitos que hay a la entrada de la escuela. Recuerdan los dos perros, Rocco e Irrintxi, que murieron en acto de servicio. El primero en abril de 1953 al enfrentarse "a unos bandoleros". El segundo, en un atentado de la banda terrorista ETA Militar, al estallar una bomba en Lecumberri (Navarra) en abril de 1990. "Salvó a su guía y a cuatro componentes de la patrulla", según reza la placa de homenaje. Una bomba compuesta por cinco kilos de amonal lo destrozó.


No siempre animales grandes
Nisca, una schnauzer enana, ladra a menudo. Lo hace para no pasar inadvertida ante los grandes perros que hay en la escuela de adiestramiento.
Va junto a su guía, el guardia Juan Huertas. Y su pelo rapado la hace parecer aún más indefensa, pero enseguida muestra su genio. "Busca, busca", le chilla Huertas. La perra corre hacia un lateral de la escuela. Sólo unos segundos y... bingo. Ha encontrado dos cartuchos de explosivo, Goma 2, escondidos en una rejilla.
"¡Muy bien! Sit [siéntate]", le grita el cuidador. La perra le mira y obedece de inmediato. "Salta" y lo hace ante la admiración de todos los asistentes al ejercicio. "Ladra". El animal no duda y empieza a quejarse. "Esto casi parece el circo", bromea Huertas.
Enseguida le suelta el señuelo o premio. Pero lo que no dice es que Nisca tiene ya 14 años y una larguísima carrera policial. La perra ha participado en alguno de los dispositivos de seguridad más importantes como las visitas del Papa y de otros grandes dirigentes europeos, además de viajes de los reyes de España.
"El ver un guardia de paisano con esa perra no levanta sospechas y hace el mismo trabajo que un animal de gran tamaño. Por eso son tan importantes", explica el agente Huertas.

Comentarios

Entradas populares de este blog

"Las Encinas", de Antonio Machado

La Central Hidroeléctrica de La Marmota

José María Giner Pantoja, protagonista del siglo XX