El siguiente texto "Otoño en El Pardo" aparece en el libro Un andaluz de fuego: (Francisco Giner de los Ríos) , editado en 1998 por las Fundaciones El Monte y Juan Ramón Jiménez: " Contra el macizo negro y plata de Guadarrama, que asoma imponente, mina de hierro, entre sus nubes grandes, al fin del río, el agua gris viene al puente viejo, entre chopos deshojados, que aún conservan un festón amarillo. El terreno bello, lomeado, hace un oleaje de verdeazul y sombras, y por las negras encinas sin bellotas, andan los cuervos negros. El dramatismo de El Pardo no es nada ascético, como se ha dicho tanto, ni nada místico, su trájico es sano, su fatídico es saludable y con quien debiera concertar mejor que con Felipe II, Felipe IV y Carlos IV, es con Carlos III. El Pardo se ha aconsejado como sanatorio. Sí, es sanatorio de sanos, concentrador de dispersos, arraigador de volubles, pedazo ejemplar de esta gran España otra -¡qué lejos de ésta!- con su Guadarrama d...